Curación mínima de 8 meses. Se trata de un queso muy aromático, con un sabor intenso y persistente en boca. El interior es compacto, de color pajizo y con el fino “ojo de perdiz” tan característico del queso de oveja de Castilla. Su vistosa presentación se debe al proceso manual de untado en manteca de cerdo ibérico y hoja de romero.

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